La cantautora recurre a la nostalgia del camino recorrido para reafirmarse en su música y sus decisiones
A la espera del que será su álbum debut, Ainoa Buitrago sigue presentando canciones. Tras el éxito de dos temas introspectivos como Quema y el reestreno de Venecia, la madrileña lanza La apuesta, una canción llena de nostalgia y, sobre todo, de futuro en el que apunta con optimismo hacia el mismo camino que la ha llevado hasta aquí.
Este nuevo single, compuesto por Ainoa y coproducida junto a François Legoffic, según cuenta ella misma, la escribió tan de repente y tan desde el pecho, que se moría de la ilusión por que la gente pudiese escucharla. Especialmente, con este tema quiere agradecerle a su madre todo el esfuerzo y el amor que le ha dedicado y, en esta ocasión concreta, además, colabora en La apuesta leyendo una de las cartas que escribió a su hija cuando esta se fue a vivir a Brighton.
"Si no te mueves nunca, la vida te pasa en blanco y negro y yo quiero para ti un mundo de colores. A vivir hija, a vivir"
Estas líneas resumen a la perfección el rojo ganador por el que pretendo seguir luchando la cantautora, entre otras frases impecables y cargadas de sentimiento: "no sé muy bien querer a medias; quizás el tiempo tenga la respuesta; la vida se vuelve una cuesta". A su vez, describe diferentes etapas de su vida y rasgos que siempre la acompañarán. Como que sus ojos son los de mamá o que aprendió a cantar antes que a hablar. Todos estos detalles se complementan con una melodía alegre y una voz que, tras los coros, termina casi en susurro.
El videoclip que acompaña a este tema es una producción de KreaFilm Producciones que se caracteriza por una estética vintage -con diferentes filtros y degradados de imagen- y la luz del sol como protagonista clave. En él únicamente aparece Ainoa recorriendo un campo de trigo, el bosque y recuperando recuerdos fotográficos de su familia. Destaca el trabajo de posproducción en cuanto a los colores, el juego de luces y la desestabilización o movimiento excesivo que contrasta con la superposición de imágenes fijas. Unos subtítulos en amarillo lo convierten, a su vez, en un videolyric.
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