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Paula Mattheus, ¿una 'Chica formal'?

La cantautora presenta su nuevo single con un gran mensaje de amor propio y al más puro rock&roll

Después de Te lo dije de verdad, una desgarradora historia de amor que tendía a error, Paula Mattheus lanza el segundo adelanto de su primer EP, que verá la luz este mismo otoño. Chica formal es una canción con aires rockeros y cargada de ironía para desmentir que ser adulta no tiene por qué implicar formalidad y seriedad.


En este tema, escrito por ella mismo y producido por Ismael Guijarro y Juan Guevara, presenta una melodía desenfadada y una actitud en la inseguridad que se fue y la chulería que vendrá. La letra transcurre junto a una noche de insomnio que pasa por diferentes estadios, hora tras horas, entre recuerdos de lo que ya está pasado. Mattheus demuestra en ella que esa historia ya no pesa y ahora por fin disfruta de la vida, porque las lágrimas ya no la desbordan. Y sobre todo, defiende que lo de ser una chica formal no le pega nada.


Tras el riff de una guitarra eléctrica y la batería que va apareciendo poco a poco, Paula se crece en positivismo y da una lección de cuestión de prioridades. La artista describe a una chica que siempre sigue sus propias razones y confía en sus ideas hasta el final. Así, Chica formal pone fin a cualquier relación que haga mella o que no se precie lo suficiente, para nunca sacrificar el amor propio.

"Temías que no me gustaras y yo que descubrieras que no era especial, solo era rara"
"Vida normal, chica formal; no hay quien se lo crea"

El videoclip, dirigido por Óscar Fernández (BePartProducciones), cuenta con múltiples escenas: desde momentos de composición, la cantautora escuchando música o jugando con su perro; hasta tocar con su grupo en medio del salón o montar una fiesta con amigos en la azotea. Partiendo del minimalismo puro a unas imágenes cargadas de detalles, la historia visual se intensifica cuando llegan las risas, el alcohol y los juegos chicas vs chicos. Incluso, el insomnio ha quedado sustituido por una noche sin dormir, en buena compañía y con un concierto casero, pero en condiciones, en la que la alegría no conoce límites.


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